Como dijo Marc Augé, este viaje pudo ser una especie de "paréntesis sustancial de la identidad"; aunque al final ese paréntesis tuvo mucho de descubrimiento y re-afirmación. Así, puedo asegurar que, tal como te ha pasado a ti, fue un mágico encadenamiento de encuentros y resurrecciones esenciales, y "una fugaz ruptura con la alienación". Un paseo por la gran Patria o, por qué no, alrededor de nuestra querida gran nave espacial, es la vida viviéndose a sí misma, una plenitud sin manchas; el blues que todos debemos escuchar y el tango que todos tenemos que bailar.
Hoy, las imágenes vuelven con el sonido de la guitarra o el bandoneón. La magia persiste.
Porque, ¿Quién que no lo haya consumado, no ha querido hacer un viaje con su compañera cósmica?
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